martes, 26 de mayo de 2009

Rituales Funerarios

RITUALES FUNERARIOS
La continuidad de la vida

Joseph Cruz Soriano
Centro Tian Long Tan
Astrología China, Feng Shui y Oráculos Tradicionales
www.tianlongtan.com

Los chinos creen en la reencarnación y en otras dimensiones destinadas a los espíritus de sus muertos con los que mantienen conexión. Llevan un luto en el que predomina el color blanco y que puede durar hasta tres años. Sus creencias varían de una región a otra y tienen influencia de diferentes corrientes de pensamiento, entre ellas el taoismo y el budismo.

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La muerte para los chinos significa dejar el plano yang, abandonar el mundo material y pasar a otras dimensiones. La gran diferencia con la concepción occidental es que existe un plano yin en el que moran los espectros y continúan con su vida tal como la estuvieron haciendo en el plano yang, que es el nuestro.

Según sus creencias religosas, las presencias espirituales pueden interactuar con el plano yang, ayudando a sus consanguíneos o creándoles dificultades, según la relación que tuvieron con ellos en vida o las circunstancias de su deceso.

El que gobierna el espacio yin, que se considera asociado al subsuelo, es Yan Luo Wang, quien tiene los libros en los que se registran los seres condenados a vivir en los infiernos, que también se dividen en diferentes dimensiones y no todas son de castigo.

Los suicidas llegan a un infierno particular en el cual sufrirán tormento por miles de años y demorarán mucho tiempo en purificar su esencia espiritual para poder renacer.

Además del plano yin, hay diferentes dimensiones celestiales y no un único Cielo; aquellos que llevaron una vida virtuosa podrán ascender a uno de estos espacios.

En China concurren diferentes corrientes de pensamiento y las que tienen mayor influencia en el aspecto espiritual son el Taoismo y el Budismo. Existe igualmente una creencia animista mucho más antigua de la que se encuentran huellas hasta el día de hoy, por lo que no se puede hablar de una creencia única.

Pero diremos que en general, los chinos creen en la reencarnación y la mayoría de los conceptos asociados a este tema tienen su origen en el budismo, religión que se comenzó a difundir en China en el siglo primero antes de Cristo y comenzó a tener gran apogeo a partir del siglo tercero de nuestra era.


OFRENDAS Y RITOS

Al fallecer una persona se acostumbra velar los restos y se instala un altar con la fotografía del difunto y su nombre escrito en caracteres ordenados verticalmente en un papel blanco. Los colores propios para el espacio son el negro y el blanco, predominando este último.
Las costumbres funerarias varían no sólo de una región a otra, sino que dentro de una misma ciudad, cada barrio, puede presentar un protocolo diferente. Algo que sí es común, son las ofrendas que se brindan, consistentes en alimento y bebida.

Las personas que visitan a la familia durante los ritos del velorio y entierro acostumbran entregar unos sobres blancos con una colaboración económica para los gastos, denominada Bo Jin, que tienen como finalidad no sólo ayudar, sino establecer un vínculo con los deudos. A cambio de este aporte, los participantes reciben algunos alimentos o dulces que se han ofrecido a los espíritus, de modo que todos marchen en paz y armonía.

Otro detalle frecuente es que se invite a los monjes budistas a que reciten los Sutras para orientar al espíritu del difunto en su camino por el espacio intermedio, de manera que llegue a un mejor renacimiento. Aun en las familias en las que los ritos del matrimonio se celebran a la usanza taoista, al momento de la muerte prefieren los ritos budistas, porque es el budismo la concepción en la que se define con más claridad el paso del alma por el Cielo Intermedio.

Se acostumbra dar donaciones económicas a los monjes como retribución a sus servicios y en estas predominan los números uno, tres y seis; es decir que, si se invita a los monjes por un solo día se les entrega un sobre con mil trescientos yuanes o trescientos diez dólares, pero si se les invita por los siete días se les da seis mil trescientos yuanes o mil trescientos dólares. El número seis está asociado al Cielo, el número tres al renacimiento y el número uno es afirmativo, lo que expresa en conjunto la seguridad para el ascenso o renacimiento del alma.

Existe el entierro tradicional y la cremación, esto depende de las condiciones económicas y de las tradiciones familiares. Algunas familias contratan con años de anticipación a un maestro de feng shui para que elija el lugar de enterramiento, aunque hace algunos años se ha prohibido que se realicen inhumaciones en el campo, por lo que sólo se puede buscar el espacio más adecuado dentro de los cementerios establecidos.

EL BLANCO, SIMBOLO DE LUTO

Durante los días de ritos los familiares se visten de blanco o de blanco y negro; algunos con terno negro, pero atan en su brazo una banda blanca, símbolo de luto. La duración de los ritos depende de las condiciones económicas de la familia, de las costumbres de su entorno familiar y de la creencia en la cual se hayan formado.

El luto riguroso dura tres años, pero normalmente se tienen las mayores restricciones durante el primer año. El color tradicional del luto es el blanco, símbolo de pureza, que además es el color de los seres que se encuentran en el Cielo Intermedio. Esta tonalidad facilita que el difunto pueda ver más fácilmente a sus deudos y recibir las ofrendas, así como los beneficios de sus oraciones.

Los ritos posteriores al funeral dependen de las creencias familiares. En la tradición taoista se realiza un cálculo en base al día y la hora del deceso para saber qué día, a qué hora y desde qué dirección vendrá el alma a visitar su casa. También se calcula el tamaño que tendrá la esencia vital para confeccionar un pórtico por el que ingresará al plano yang y podrá recibir las ofrendas que los familiares le han preparado; esta visita dura dos horas chinas, es decir cuatro horas. Luego, cuando la esencia espiritual se retira, se quema el pórtico.

En el budismo los ritos duran cuarenta y nueve días y se celebran cada siete días, a lo cual se llama "hacer los sietes", son siete por siete días. Los más importantes son el primero y el último. Los textos sagrados del budismo dicen que el espíritu reencarnará cada siete días en el Cielo Intermedio hasta que al cumplir los siete ciclos reencarnará ya en una dimensión para vivir nuevamente una existencia. Durante este tiempo se conduce la mente del difunto a través de la lectura de los Sutras, a cargo de los monjes.

Luego se tiene los ritos de ofrendas de los tres años, que en realidad se realizan al segundo año, ya que se suma un año a la fecha del deceso; posteriormente se celebran los trece años y finalmente los treinta y tres, números asociados todos al renacimiento.

Los ritos no tienen variedad según el sexo o la edad, sólo las ofrendas que se presentan. Existen diferentes objetos de papel que se entregan a través del fuego y que representan comodidades de la vida cotidiana, como automóviles, relojes y otros; en el caso de los niños se entregarán juguetes, por ejemplo.

Algunos niños pueden ir creciendo en el mundo yin y traer complicaciones a los familiares, por no haber cumplido sus aspiraciones en la vida. La tradición shamánica popular establece entonces realizar sus matrimonios al llegar la edad en que se hubieran casado de haber continuado con vida. Para ello buscan a familias que han sufrido la pérdida de niños del sexo opuesto a las que se les hace el pedido de matrimonio. Los ritos están a cargo de los shamanes. Luego de efectuados, las familias pasan a convertirse en parientes políticos, de la misma forma que ocurriría si los contrayentes estuvieran vivos.

Los cantos o música relacionados con los ritos funerarios sólo son realizados por los sacerdotes taoistas, los monjes budistas o los shamanes, quienes los entonan acompañados por el sonido de algunos instrumentos, generalmente gong y campana. En el caso de los monjes budistas, tocan además el Muyu, cascabel de madera con el que van marcando las sílabas de recitación de los textos sagrados.

En una cultura tan antigua como la china las creencias alrededor de la muerte son diversas. Pero algo en lo que siempre se insiste es en el cuidado que se debe tener luego de participar en los ritos funerarios. Por ningún motivo se debe regresar directamente a la casa, sino ir primero a un lugar muy concurrido de manera que, si alguna presencia espiritual ajena a la familia quiera seguirlos por algún motivo, se pierda en el camino y no llegue a perturbar en su hogar. Es también por ese temor a las presencias yin que no es bien recibida una llamada telefónica a primera hora de la mañana para informar de un deceso, porque traerá un mal augurio para el día, así como tampoco a avanzada hora de la noche, en que la energía yin reina en el ambiente, por lo que si no se trata de familiares directos del difunto, los avisos se hacen a mediodía y aun en el caso de los deudos, existen personas que debido a los cálculos astrológicos no pueden asistir a los ritos funerarios en determinados periodos anuales.

Publicado en la Revista Anubis, mes de mayo 2009